domingo, 23 de febrero de 2014

Cuando una mañana le sonríes a todo aquello que te hace respirar,
que te hace feliz, cuando sientes libertad.

 Cuando la música se encuentra atada a un alto volumen,
con ojos cerrados, miradas parlantes,
gritando en silencio palabras sonantes.

 Con un intento de cambiar el mundo,
una música acompañada de un fuerte suspiro,
un suspiro largo, potente y profundo.

 ¡Oh!
Las injusticias buscando motivos que cuestionar,
oscureciendo las ganas de salir y luchar.

 El desconcierto ante la carencia de la lucha por los sueños,
ante una mirada ciega y apagada por los miedos.
  
Y como pasean mis tormentos sin parar,
navegando iluminados alejándose del mar.

 Juntos volaremos hacia un lugar mejor,
siendo las miradas un conjunto de valor.
Comencemos la partida, no dejemos de jugar,
cogidos de la mano, tú no pienses en saltar.

 Cuando otra vez te tengo y tú vuelves a partir,
dejando una pequeña herida que poco a poco se vuelve a abrir.

 Un ligero dolor aprisionado está en mi pecho buscando ese tesoro,
que escarvando poco a poco, luce una sonrisa de agua sol y viento.

 ¡Oh!
Me dicen que en estrella tú te has convertido,
que compartes con Saturno todo lo que tú has sido.

 En la tierra te esperamos en un nuevo amanecer ,
mis castigos y mis lágrimas esperando volverte a ver.
  
¿Por qué el tiempo que transcurre prepara un festival,
si mi ser solo se siente como un fuerte vendaval? 

Haciendo ruidos, lejos de cantar sin alas,
con él se me escapó,
un hilo de brisa sin noches ni mañanas.
  
Parece que truena y tú duermes mientras el mar comienza a temblar,
haciendo ruido y sin dejar de llorar. 

De rosas se llenaron las imágenes que me trajeron hasta aquí,
de un lugar perdido como mis cantos en Abril.
  
Hoy será mi primer día, mi cara al sol y mi sonrisa perdida.
Hoy será el día de la batalla, de la lucha de mi vida.

Ala impotencia que no acaba,
corriendo hacia detrás como la luz de tu mirada.
Vamos a recuperar la costumbre de considerar los consejos de la gente,
hoy me sobra la energía, es el punto de partida de la apuesta de mi mente.
  
Una noche y bien sombría me asomé por mi balcón,
rebajando la agonía que causaba mi dolor. 

¡Oh!
Como bailan las estrellas recibiendo a un miembro mas,
y nosotros mientras tanto en la tierra recordando,
que el destino ya está escrito, que no cambia ya jamás. 

Llega un momento donde la vida solo te enseña,
que la gente viene y va,
que de tu lado ya se aleja, pero que tu corazón siente que está.
  
A la conclusión yo ya he llegado, de que no quiero sufrir,
que mi vida ya comienza, que yo quiero sonreír.

Porque la vida es de uno solo, y en ella tienes que formar,
consiguiendo lo que quieres sin tenerte que agachar.

Hablando de la vida, el amor no ha de faltar,
que por mucho que se esquive, vale la pena soportar.

Tú vas a sollozar plegarias cada día,
recordando la armonía que te daba mi razón.
Vas a conseguir que te olvide sin problema,
que sea mi dilema el motivo de tu amor.

Vas a terminar con locura pasajera,
 ya que mi manera te conquista sin cesar.
Vas a colocar tu mirada en unas fotos,
repasando mi figura y como conquistar.

Porque mientras pensaré, si va a valer la pena,
comentarte por las buenas que no te quiero más.
Porque yo ya me cansé de seguirte varias veces,
paseando por la calle al ritmo del compás.

Tú no te dignaste ni a girarte varias veces,
yo creo que de miedo por si no estaba detrás.
Pero luego recordé que habíamos quedado,
a  las ocho de la tarde para despedirnos así sin más.

No nos hizo falta ni el uso de palabras,
solo el roce de mis manos, que tocaban ya su piel.
En silencio recordábamos como era estar juntos,
como eran sus labios y que sabor a miel.

Yo me levanté del asiento en un segundo,
una despedida que nunca olvidaré.
Cuando subí al tren, miré hacia la ventana,
dirigida ya a la luna y a lo que nunca ya tendré.

¡Oh!
Al llegar a la ciudad una sorpresa me esperaba,
me indicaron que bajara y que no cantara más.
¡Oh!
Eran mis amigos en una caravana,
explicándome el viaje que se iba a realizar.

El sol desconcertado me miraba desde arriba,
no sé donde iba ni si iba a regresar.
Acampamos una noche, a la luz de las estrellas,
Abundaban los secretos y la forma de volar.
  
Por fin todos reunidos, esperamos dulcemente,
comenzó un amanecer de ruegos, deseos y suerte.
Dicen de la amistad que es la reina de la cura,
y yo tengo el placer de no sentir ninguna duda.
  
Llegamos a un lugar, a un lugar vacío,
para que nosotros manualmente creáramos un hogar.
Un hogar de cantos, de alegrías y disputas,

de verdades a la luz y sin cámaras ocultas

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