Contraponer el minutero del que depende mi reloj azulado, la gravedad de flotar en un espacio a su lado.
Preferir el cruce de miradas rodeando el mundo que se detiene por instantes, ilusión de observar a un rizos con futuras sonrisas impactantes.
Calcular las canciones que suenan en mi cabeza para poder correr sin miedo, con dudas y sin ninguna certeza.
El olor de las flores en tu jardín de los gigantes, ganar la batalla e imponer los fines culminantes.
Suelos que reaparecen por cualquier esquina, que toman forma por las carreteras y que me hacen sentir tranquila.
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