Carta de una mariposa que no puede volar.
El vuelo, aquél que marchaba hacia arriba aumentando su fuerza día a día, comienza a descender con desgarro e impaciencia.
En el mundo hay mariposas afortunadas en el habla, en la expresión y el desahogo. Pero también se encuentran aquellas mariposas que para ciertos aspectos no tienen voz, mas si que tienen un lápiz y un papel con el que congeniar para expulsar el sentimiento del interior.
Esas mariposas que agradecen el sol de la mañana e intentan agarrar sus rayos para sostener esa energía a lo largo del día... día a día...
Esas que intentan mantener su fortaleza, pero que un día sus alas comienzan a flaquear sin saber el motivo, ese momento en el que el vuelo empieza a ser un absurdo parón que obstaculiza el resto del camino.
Mariposas que perdieron algo realmene esencial en el mundo, esa mariposa que iba a estar en cada uno de los momentos inolvidables para uno mismo. Ese deseo de querer tenerlo aquí para que con orgullo pudiera observar tus logros, tus fracasos, que pudiera espantar tus miedos y proteger tus ilusiones o simplemente que estuviera aquí para así juntos compartir ese momento que solo nosotros entendíamos, ese momento de pisar un pedal, poner una marcha y girar el volante.
Cada noche al apagarse las luces de la calle, me esfuerzo por soñarte. Cada mañana cuando se encienden, me esfuerzo por escuchar tu sonido.
"...Ahora que está todo en silencio y la calma me besa el corazón, os quiero decir adiós. Porque ha llegado la hora de que andéis el camino ya sin mi, hay tanto por lo que vivir (...). Nunca me olvides, pero me tengo que marchar."
Esas mariposas que necesitan que con su silencio se escuche lo que realmente están gritando. Esas que no quieren volar solas pero que cada vez se están alejando más de su manada sin a penas darse cuenta de ello. Esas que agradecen al cielo y a la tierra la fortuna de tener su gente alrededor pero que a veces les cuesta demostrarlo.
Mariposas que de vez en cuando necesitan un abrazo de los de levantar el ala para sentir de nuevo el aire en sus rostros.
Esas mariposas que desde el minuto uno lo dan todo confiando en lo bueno, confiando en la ilusión y confiando en recibir lo mismo pero que a veces se chocan contra muros por andar volando demasiado alto.
Mariposas acostumbradas a la actividad, a la risa, a la compañía y a vivir en mundos paralelos manteniendo los sueños bien arriba, esas que ahora lo están viviendo rutinariamente a la inversa.
Mariposas que decaen y que por a penas mostrarlo parecen heroínas por siempre y simplemente son solo mariposas que necesitan que no las dejen caer, que no necesitan volver si no que no las dejen marchar.
Mariposas que solo necesitan retomar el vuelo, y volar bien alto.
"Hemos traficado mil sueños y una ilusión; la esperanza.
Volveremos a empezar, somos un rio que siempre avanza y de la guerra, haremos danza."
