martes, 26 de noviembre de 2013

Querido otoño, llegaste para ver dejar caer las flores, para que las inmensas copas de los árboles se quedarán desnudas sin mas ropaje que el de su recuerdo.
Llegaste para recordarnos lo que es el viento y la vuelta al frío, para mostrarnos el paso que ha dejado el verano y el blanco paisaje que nos traerá el invierno.
Llegaste para avisarnos de que las hojas que escasean en los arbustos se encuentran descansando en el suelo después de un largo viaje que trajo la brisa de años atrás.
Llegaste para hacer llorar a los jardines y hacer reír a los enanitos que se encuentran en ellos, para contemplar los claros y únicos paisajes propios de esta estación.
Llegaste para demostrarnos que desde dentro de nuestro corazón hay que disfrutar de las pequeñas cosas del día a día, una de las mayores maravillas del mundo.

Ser libre y llegar a lo mas lejos, luchar hasta el final para enorgullecerte de tu propio trabajo, no agachar la cabeza y no dejar que te pisoteen los pies, no cambiar por nadie y no llorar por nada, no levantarte sin no haber soñado primero, adelantar y no mirar atrás,

¡ DISFRUTEMOS DEL PRESENTE!
Haciendo ruido, lejos de cantar sin alas, con él se me escapó, un hilo de brisa sin noches ni mañanas.
Un ángel me visitó de sorpresa, haciendo ruido sin cesar, me pregunté quien era y el porque de su melena.
Parece que truena, tu duermes mientras el mar comienza a temblar, haciendo ruido y sin dejar de llorar.
Recuerda bien y no te pierdas, y  mientras de blanco se viste mi pensamiento viaja tan libre y tan ciego como el viento.
De rosas se llenaron las imágenes que me trajeron hacia aquí, de un lugar perdido como mis cantos en abril.
Hoy será mi primer día, mi cara al sol y mi sonrisa perdida. Hoy será el día de la batalla de la lucha de mi vida. A la impotencia que no acaba, corriendo hacia atrás sobre la luz de tu mirada.
Vamos a recuperar la costumbre de considerar los consejos de la gente, hoy me sobra la energía, es el punto de partida, de la apuesta de mi mente.